Los escándalos de Romário, la fugaz y polémica estrella de Barça y Valencia

Los escándalos de Romário, la fugaz y polémica estrella de Barça y Valencia
Romario fue un grandísimo futbolista. También ha dado mucho juego fuera del campo. FOTOMONTAJE: Colgados

Solo fueron dos temporadas, pero bastaron para que Romário, más conocido como “O Baixinho” por su baja estatura, dejará huella en el Barça.

El delantero brasileño llegó al combinado culé en julio de 1993, después de que el FC Barcelona y el PSV acordaran su traspaso por valor de 5 millones de dólares. Nada más llegar, Romário demostró toda su calidad y capacidad anotadora, adjudicándose el Trofeo Pichichi con 30 goles y dándole una Liga a los culés. Parecía ser el mejor futbolista del momento y un líder llamado a alargar la sombra del mítico Dream Team, pero su paso por la Ciudad Condal acabó siendo tan fugaz como explosivo. Parecido al que protagonizaría Ronaldo Nazario un par de años después.

Romario y los escándalos: Las polémicas siempre le acompañaron 

Tras conquistar el Mundial de 1994 y presentarse 21 días tarde a los entrenamientos con el equipo azulgrana, Romário decidió poner fin a su etapa en Europa y, por ende, en el Barça. Quería regresar a Brasil, recibir homenajes y seguir con esa vida de fiesta y excesos que poco tenía que ver con el fútbol de primer nivel.

De hecho, en el FC Barcelona llegaron a ponerle un detective privado para vigilar su ajetreado ocio nocturno. Es más, en una entrevista el propio Johan Cruyff, entrenador de Romário por aquel entonces, confesó que una vez aceptó dejarle viajar a Brasil a unos carnavales si metía dos goles en un partido.

Pero lo más sorprendente de todo lo relacionado con el brasileño llegó durante su etapa en el Valencia, porque sí, después de dejar el Barça y jugar en las filas del Flamengo, Romário decidió volver a la Liga española para vestir la camiseta del conjunto ché.

En Mestalla, el atacante tuvo serios encontronazos con Luis Aragonés, técnico al que no le gustaba la actitud de un futbolista que continuaba saliendo de fiesta. Es más, Jorge Valdano, que cogió el testigo del banquillo valencianista, confesó en la revista ‘Magazine’ que Romário tenía una cláusula en su contrato que le permitía salir de noche hasta la hora que se le antojase.

Ver para creer, ¿verdad? Romário, quien llegó a confesar que no habrá un delantero mejor que él en la historia de este deporte, tuvo una carrera espectacular pero quizás incluso pudo haber llegado mucho más lejos si hubiera sido más profesional.

Tampoco renunciaba a una pelea 

Durante su carrera, Romario nunca renunció a una buena pelea. Lo pudimos ver dando una patada voladora  en el partido del 3 de octubre 1995 de la Supercopa de la Libertadores entre Flamengo y Vélez. El día que Edmundo se llevó un puñetazo de Zandoná, jugador del equipo argentino. 

Un año antes, también se hizo famoso su tremendo puñetazo al Cholo Simeone al que dejó casi KO en un Sevilla-Barça jugado en el Pizjuán. Romario y el Cholo se las tenían tiesas cuando en un córner, el brasileño decidió tomarse la justicia por su mano arreándole una tremenda piña al argentino.  Por si fuera poco, en 2003 cuando apuraba su carrera futbolística a los 37 años en Fluminense, subió a las gradas del campo de entrenamiento del Flu para pegarse con un hincha que había lanzado unas gallinas al campo como protesta. 

Mítica también fue su acalorada charla con Luis Aragonés en 1996 en un entrenamiento con el Valencia.  donde El Sabio le dijo al brasileño que le mirara claramente a los ojitos. Y es que Luis, no le amedrentaba nadie en el mundo del fútbol 

Tras retirarse, no cesaron las polémicas 

Sus polémicas no cesaron tras su retirada como futbolista. Acabó en juicios con Zico, se metió a político alcanzando el cargo de senador en Río y fue muy criticado en 2021 por su estilo de vida ajeno al que llevaba a la gran mayoría de la población de Río de Janeiro. Discutió con su fiel amigo por cuestiones políticas y por si Romario no tuviera suficientes escándalos, unos años antes se lió con una amiga de su hija que tenía 31 años menos que él. 

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