La mayor polémica de Javier Aguirre
Por el fútbol español han pasado multitud de entrenadores venidos de todas partes del mundo, pero muy pocos han mostrado el carácter y personalidad de Javier ‘El Vasco’ Aguirre.
Este apodo le viene porque su padre se marchó del País Vasco, lugar donde nació, hacia Latinoamérica en busca de una nueva vida. Seguramente, estas raíces españolas mezcladas con su esencia mexicana han llevado a Aguirre a ser un técnico especial y que ha dejado huella en aficiones como las de Osasuna, Atlético de Madrid o, más recientemente, RCD Mallorca.
Sin embargo, también ha habido muchos momentos en los que Javier Aguirre ha sido noticia no solo por sus llamativas frases en rueda de prensa, que las hay y muchas, sino por alguna que otra salida de tono que parece impropia de un entrenador de más alto nivel.
Javier Aguirre y su polémica en la Copa de Oro 2009
De entre todas ellas, la más sonada seguramente sea aquella que tuvo lugar en la Copa de Oro 2009. Aguirre dirigía a México en dicha competición y, en un encuentro frente a Panamá, se le fue totalmente la olla.
Ricardo Phillips, futbolista panameño, recorría la banda cuando recibió una patada de Javier Aguirre. Sí, tal cual lo has leído. Aquel feo gesto le costó una grave multa económica y varios partidos de sanción.
Tiempo después, en una entrevista a la Liga MX, el entrenador azteca reconoció su grave error y no dudó en confesar el motivo que le empujó a patear a un rival:
“Los regañé, porque tuve que dar una patada que ellos no se atrevieron a dar en el campo. Puse el ejemplo, mal, pero se los puse. Tenía los ojos inyectados de sangre, nos estaban comiendo el terreno. No podía más, algo tenía que hacer, el negrito ese, sale el balón, se quiere hacer el vivo y le meto una patada, le pido perdón y me voy. Le dije a mis jugadores, “Cabrones, tengo que hacer su trabajo. Si te están pasando por encima, por lo menos que se vea actitud, que se vea garra”.
Sin duda, esta anécdota define a la perfección como vive Javier Aguirre este deporte. Su filosofía no se entiende sin la garra, el coraje y la pasión.
